martes, 13 de marzo de 2018

XIX


Nocturne Op. 9 N. 2





Igual que una melodía de Chopin; dulce, calmada, preciosa y repentinamente imprevisible. Créeme que ya lo sabía, solo faltaba la confirmación de cuatro notas musicales bailando en el lugar y momento preciso, aunque no específico. Que sonaran en mi cabeza en cualquier momento que pensara en ti. En solo un mes, has creado una obligación ordenada cuando me quedo solo, pero acompañado de ti, siempre.  


Agacho la cabeza drogado de amor, mirando mi muñeca como si de ti se tratara, llevando el brazo encima los labios e inhalando el olor de tu ausencia bañada en besos. Por más que fume, no hay droga que se te compare. Por más que te piense, no hay canción más triste que la de no escuchar tu voz. Voy a confesar que soy adicto a quererte. Que no verte es mi más sincera prueba de amor, que tu felicidad no es la única que depende de ti. 


Recuerdo y recordaré nuestros últimos días juntos como la mejor película de amor que uno puede imaginarse. En la imperfección de nuestros días he encontrado la perfección mirándome en ojos de tonos verdes y azules, provocando que fluyan en ascenso todos mis sentimientos. 


En esta soledad reflexiva, solo me queda recordar y creer que de uno mismo depende como se quiere vivir. Yo, quiero junto a ti.

Y es que la distancia no es nada, cuando alguien lo es todo.